Texto: Graciana Petrone
Lectura: Agustín Dellepiane
Ilustración: Horacio Petre
El Duro y el Toba pasaron esta mañana por el bar y dijeron que la cosa al Jefe se le escapó de las manos, que los mandaron a ocuparse del Pato, el de la cicatriz en la frente que vive en el pasillo cerca del puente. Hace un tiempo que me junto con la barra, la vieja me la bate de que me la tiro de vago y que si tengo esas junta es porque soy como ellos, que nunca voy a llegar a nada, y que una noche me va a tener que ir a buscar a una zanja o a la cárcel, y que estoy en pedo si me la creo de que me va a ir a visitar.
Casi nunca se equivoca la vieja, pero lo que no sabe es que me gustaría ser como el Jefe, pero si no puedo, porque para eso hay que tener cabeza y andar bien con la cana, me cabe el laburo del Toba, que lleva y trae los mensajes de la banda, y cuando los milicos andan de ronda por el barrio, hasta lo saludan. Pero lo mío nunca pasó del arrebato los sábados o domingos a la siesta, cuando el sol raja las veredas y hay que juntar guita para la noche. Porque los fines de semana siempre andamos sin un mango, pero eso sí, no afanamos por el barrio, cruzamos las vías y nos vamos del otro lado, porque acá los milicos nos tienen junados y, además, no es de buena leche ir de caño a la granja o a la carnicería donde la vieja compra, y si hasta le fían a veces.
La vieja. La vieja que me lima la cabeza, pero le da pa’ delante, como la vez en que rajó al marido porque se quiso pasar de vivo con la Luci cuando la pendeja tenía ocho años. Mirá si habrá sido degenerado el muy hijoeputa. Degenerado y cagón, porque desde ese día nunca más volvió por el barrio, y la vieja, la vieja se quedó sola con la Luci y conmigo. Con esa piba que no tiene nada que ver porque todavía va a la escuela, no la piensa dejar, y la otra tarde cuando pasó por la esquina me dijo adelante de los pibes, con un aire de cogotuda que no sé de dónde carajo lo sacó, que para ser alguien en la vida hay que estudiar, y me hizo acordar a la vieja pero más refinada, qué se yo, me parece que en cualquier momento se pira porque el barrio le queda chico. Acá todas quieren tener un pibe antes de los quince, y a la Luci lo único que le importa es conseguirse los útiles y todas esas giladas. Ah… y hablar bien, porque me lo refriega todos los días cuando se va a hacerle los mandados a la vieja Erminia. Para mí que se equivoca y ve mucha película, si yo fuera mina andaría buscando la manera de sacarle la guita a alguno, como hacen todas, hasta la hija del Toba lo hace. Pero con esa está difícil, a mí ni cinco de bola que me da.
Hablando del Toba, cuando la otra tarde aterrizó en la casilla me la vi venir de que me iba a decir que me deje de joder con la pendeja, porque casi nunca aparece por acá, a no ser que me haya mandado alguna gilada. Pero no era por eso, menos mal. Me vino a buscar para que bajara al Pato. La cosa es que yo nunca bajé a nadie, y de las pocas veces que salí de caño, una vez me meé del cagazo cuando el tipo se me vino encima para manotearme el fierro. ¡Pedazo de boludo, podría haberlo quemado ahí nomás! Homicidio en ocasión de robo, le iban a mandar los milicos, y al final le iba a tener que dar la razón a la vieja. Sí, a la vieja. Pero el Toba traía una cosa grande. Me dijo que bajar al Pato era fácil, que casi siempre a la noche estaba puesto en la casilla y lo único que tenía que hacer era golpear y decirle que le iba a comprar, y lo quemaba ahí nomás. Lo mejor es la guita que me van a dar. Con eso, seguramente le tiro unos mangos a la vieja y a la Luci, pero no mucho, porque uno tiene sus vicios y el Jefe, por más que la tenga de sobra, no le regala ni a la hermana. Yo me la juego de que después de esto va a venir algo más grande, porque si me apuntaron seguro fue porque anduvieron preguntando. Menos mal que nunca se enteraron de la vez que casi me cagué encima cuando salí de caño.
No te mandés ninguna gilada, pibe, me dijo el Toba, y dejó arriba de la mesita de la garrafa diez billetes grandes todos juntos. La otra parte me la van a dar cuando termine el trabajo. Ahora estoy seguro que tengo futuro, hermano.
Me dieron ganas de ir corriendo a contárselo a la vieja, de puro guapo nomás, para que vea que al hijo lo tienen en cuenta para hacer cosas importantes. Pero andá a saber cómo se lo va a tomar.